Modificado en octubre de 2021
Llamamos dolor irruptivo al que aparece de forma brusca, intensa y transitoria sobre un dolor crónico persistente y estable.
Puede aparecer en cualquier tipo de dolor (no-oncológico, oncológico) sin que tomen opioides para controlar su dolor basal.
Las características de este dolor casi siempre son similares a las del dolor de base. Hablamos de dolor incidental, espontáneo o final de dosis.
El dolor incidental es el que se produce por acciones voluntarias (caminar, movimientos en la cama,), por tanto predecibles, y su tratamiento son las formas orales, antes de la actividad. El dolor espontáneo carece de un claro desencadenante, y en su tratamiento se utilizan opioides de acción rápida y corta con pocos efectos secundarios, como el citrato de fentanilo transmucoso ó la buprenorfina
El tratamiento del dolor irruptivo se basa, en la medida de lo posible, en su prevención, ya sea evitando los eventos precipitantes o administrando fármacos analgésicos antes de los mismos. Este sería el caso del dolor precipitado por la realización de curas o el aseo por ejemplo. Es fundamental ajustar el tratamiento de base y sus intervalos, utilizando fármacos de rescate en los episodios de dolor por final de dosis y en aquellos que no puedan ser evitados.
La búsqueda en los últimos años de fórmulas con efecto rápido, potente y seguro ha llevado a la disminución del uso de la morfina y oxicodona de liberación rápida en favor de la utilización de fentanilo. Es un opioide lipofílico de rápida absorción a través de las mucosas oral y nasal que permite obtener inicio de la acción analgésica en los 5 a 10 primeros minutos. Las presentaciones disponibles son (Ver documento en PDF):
La principal dificultad en el manejo de estos fármacos radica en la ausencia de una correlación clara entre la dosis de opioide de base del paciente y la dosis efectiva, lo que obliga a realizar una titulación individual de la dosis en función de la respuesta al tratamiento.
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